YERAY
BARROSO
(Tenerife,
1992)
Es Graduado en Lengua y literatura por la Universidad de La
Laguna. En la actualidad cursa un Máster en Teoría e Historia del arte y
Gestión Cultural en la misma universidad. Ha publicado huida al centro del agua (2015) y es
director de la revista de Cultura fogal
(www.revistafogal.com). Publica de forma habitual en su
blog y como crítico literario ha participado en diversas revistas y
suplementos.
yeraybarroso.blogspot.com
¿De qué te salva la poesía?
La poesía es vaso comunicante necesario entre mi yo y la existencia, la
soledad necesaria para el encuentro en la profundidad. Existen, creo, dos tipos de locura. Por un lado se encuentra
la necesaria, esa vivencia de soledad que lleva al creador a viajar y que todo
individuo imaginativo debería querer transitar. Por otro lado está la amarga,
que es un callejón sin salida, ese amarrarse a un palo para gritar. La poesía
me permite viajar por la profundidad de la locura que me sostiene en el camino.
¿Un verso para repetirse
siempre?
Lo bello no es más / que el comienzo de lo terrible
¿Cuándo comenzaste a escribir
poesía?
Ser preciso es difícil. Si concluimos que ver poéticamente es hacerlo
con ojos de asombro ante cualquier hallazgo habremos de convenir que es en la
infancia más temprana donde se configura esta visión. Pero no fue hasta en la
adolescencia cuando no me interesé por la poesía, primero juego
imitativo y carente de interés y después ya indagación en la palabra. Los
primeros juegos siempre dejan poemas publicados que nunca debieron ver la luz.
¿Qué crees que define tu obra?
La concepción de una obra no es más que la concepción de una búsqueda.
¿De qué? De ese otro rostro que es el mío y que tampoco conozco.
¿Crees que existe en las islas
un estilo propio, una manera particular de hacer poesía?
Existe una condición que modula al individuo desde que nace en la
isla: el hecho de ser un individuo insular. Esta realidad funda un cierto
imaginario que configura un lenguaje. Esto no quiere decir que quien escribe
poesía en las islas Canarias deba asumir el campo simbólico que se ha tornado
prototipo (véase el mar o la isla). Voy más allá de eso, creo que existe un
lenguaje común diferenciado de los temas tratados en el poema. Claro, esto ha
sido objeto de una discusión que parece interminable. En mi caso, yo me
reconozco como poeta que nace de la isla y que tiene una visión insular pero
que no asume como obligado ningún tópico anterior.
¿La poesía está de moda?
Si entendemos por poesía el hecho de navegar la superficie, sí. Pero
la hondura sigue estando en el margen.
¿Crees que faltan referentes en
la poesía?
Difícil la existencia de referentes en tiempos de difuminación. Aun
así, creo que no son tan importantes los referentes actuales como el compromiso
con la poesía.
¿Qué libro debe estar en todas
las bibliotecas?
Con el tiempo cada vez creo menos en lo que debe ser por obligación y
más en lo que interese a cada individuo. En mi caso, no puede faltar La realidad y el deseo, de Luis Cernuda,
Las elegías del Duino, de Rilke, El libro del desasosiego de Pessoa, Los caminos dispersos de Alonso Quesada,
El archipiélago de Hölderlin, Crimen, de Agustín Espinosa, Aurélia, de Nerval; Alejandra Pizarnik,
Artaud, Kavafis, Baudelaire, Rimbaud, Lezama Lima, Whitman, César Vallejo,
Virginia Woolf, Félix Francisco Casanova, etc. ¿Por qué un único libro y un
único autor o autora?
¿Escribir, leer o vivir?
¿Acaso no son partes de una misma identidad?
¿Qué no puede ser poesía?
La impostura poética.
¿Cuál es el último poemario que
has leído?
Testigos de cargo, de Bruno
Mesa
Si todos leyéramos versos, el
mundo…
Pues depende de qué versos.
¿Papel y lápiz, teclado o
smartphone?
Todos son válidos e interesantes.
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