SANTIAGO JATIB MEJÍAS
(Mendoza,
Argentina, 1996)
Aunque nacido en Argentina, en 2003 se desplaza a Tenerife, donde pasará los próximos doce años. Durante este tiempo, descubre el latido de la literatura, la luz y el mar, constantes en su vida y su obra. Actualmente reside en Madrid y continúa escribiendo poesía.
Del poema y del no poema. Y de todo lo demás,
cuando existe.
¿Un verso
para repetirse siempre?
“Cada palabra una suerte de conquista”, Mark
Weiss.
¿Narrativa,
teatro, ensayo… o sólo poesía?
Todo en su momento. La poesía es atemporal.
¿Qué otras
disciplinas artísticas practicas?
La fotografía y el dibujo son formas de construir
a los que siempre querría dedicar más tiempo. La música es otra asignatura
pendiente.
¿Cuándo
comenzaste a escribir poesía?
No sabría decirlo con exactitud… Recuerdo escribir
cuentos desde los 5 o 6 años, creo que la poesía tardó bastante más.
¿Qué crees
que define tu obra?
Esta es una pregunta muy difícil de responder, ya
que suelo ver lo que escribo como un ejercicio práctico de búsqueda, de investigación
o conocimiento propio y externo más que como “obra”. Supongo que si algo
pudiese definirla sería la búsqueda, pero si hablamos de ello como obra, creo
que cobra mayor importancia lo que el lector pueda definir de ella al
enfrentarla.
¿Crees que
existe en las islas un estilo propio, una manera particular de hacer poesía?
Veo en las islas una tendencia creciente al
pronunciamiento propio, al encuentro y abrazo de la voz, una necesidad de crear
un espejo desde el que hacer la imagen colectiva. Hay poetas muy jóvenes y muy
responsables aportando un esfuerzo muy significativo a esta tarea, y hay
referentes que siguen sentando bases que estudiar y comprender. No sé si las
islas tienen su propia voz, pero sea del modo que sea, se las ingenian para seguir
gritando.
¿La poesía
está de moda?
Está de moda escribir, y están de moda los poetas.
La poesía es inaccesible el 99% del tiempo y en el 99% de los casos,
afortunadamente creo que sigue escapándose de lo transitorio.
¿Crees que
faltan referentes en la poesía?
En absoluto. Creo que el listado de poetas por conocer y estudiar es infinito, y eso es
maravilloso y abrumador. Quizá lo que falte sea búsqueda de referentes por
parte de los autores, pero ese es un problema del que la poesía no es culpable,
sino víctima.
¿Qué
pretende uno cuando escribe?
Seguir vivo y saberse viviendo, es el mínimo
común. El contenido y la intencionalidad concreta son el mundo que guardan cada
poeta y cada poema, no sería justo ni acertado hacer aproximaciones por
generalización más allá de lo dicho.
¿Qué libro
debe estar en todas las bibliotecas?
Travesía en el viento, de Ana María
Navales.
Amor,
muerte, tiempo, vida…, ¿cuál es el gran tema?
Todos ellos son enormes e inabarcables. Creo que
es necesario saber enfrentarse e intimar con cada uno, es un verdadero desafío
verse expuesto ante fuerzas tan indecibles e intentar hacerles justicia al
decirlas.
¿Qué verso
de otro querrías haber escrito?
Muchísimos. Por decir uno: “No hay que descuidar
el mundo sumergido”, de Jorge Santkovsky.
¿Escribir,
leer o vivir?
¿Por qué elegir?
¿Dónde
están las musas?
El poema es el resultado de un esfuerzo por
sentir, conocer y vibrar ante la certeza. Si las musas existen, estarán allí
donde el afán del autor por construirlas.
¿Qué no puede
ser poesía?
Aquello que no pueda presentarse bajo la carta del
compromiso. Con el tema, el rostro, el corazón o el lenguaje, el motivo me
parece indiferente, pero creo necesaria la existencia de un ejercicio de
responsabilidad hacia la creación, el destinatario, y hacia uno mismo.
¿Cuál es el
último poemario que has leído?
Poesías completas de Oscar Wilde.
Si todos
leyéramos versos, el mundo…
…obligaría a los poetas a cobrar conciencia de la
responsabilidad que conllevan sus nombres.
Tres autores
para vencerlo todo.
Joan
Margarit, Eunice Odio y Arthur Rimbaud.
¿Papel y
lápiz, teclado o smartphone?
Lo más
accesible en el momento de ver.
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